lunes, 9 de noviembre de 2009

VISTEME DE NEGRO QUE ME VOY A SITGES

Pues eso. Todo lo bueno tiene un final. Me fui con un gratísimo recuerdo del festival y con la esperanza de volver algún día si el calendario y el bolsillo me lo permiten. Hubo agunos títulos que me quedé sin ver: Evangelion 2.0 (por falta de interés visto el 1.0), Lascars (lo mismo), First squad (lo mismito), Oblivion Island (falta de tiempo), Genius party beyond (por haberla visto ya) y The secret of kells (por ser de pase reservado). Como no sólo de animación vive el hombre, me gustaría destacar, para lo bueno y para lo malo, algunos títulos fuera de esta categoría, a saber, The horseman, que me sorprendió gratamente, al menos al principio; Shadow y 1, floja la primera y plomiza la segunda; Yatterman, del gran Miike Takashi, difícil de clasificar y más aún de aguantar; Goemon, bastante mejor que Casshern; Dogtooth, una "michaelhanekada" en toda regla; Paranormal activity, una agradable sorpresa para los amantes del terror; Splice, un truño; Enter the void, el tipo de película que Isabel Coixet haría si no llevara gafas de pasta y además tuviera una mente tan retorcida y puerca como la de Gaspart Noé, director que, al igual que Lars von Trier, ha dado un giro bastante decepcionante hacia la autocomplacencia, pero mientras éste cuenta ya con una notable cantidad de películas a sus espaldas, el argentino va todavía por la tercera; demasiado pronto para tomarle el pelo a la gente, para ser pitado en un festival por el público y para jugar a ser el Stanley Kubrick de los bajos fondos, me parece que sólo su primer largo, Solo contra todos, resiste un visionado mínimamente exigente, los otros dos se quedan en meros fuegos de artificio; y por último The human centipe, que es de lo más "..." que he visto en mi vida, es como si Shintaro Kago se pasara al cine; una obra de culto instantánea, búsquenla, no tiene desperdicio. La falta de horas de sueño me impidió acudir al maratón Midnight X-treme dedicado a Japón: Samurai Princess, Hard revenge milly y Vampire girl vs Frankenstein girl; otra vez será. Por lo demás, me llevo algunas cosas negativas: el alto precio de las entradas (con o sin descuento), la falta de organización en ocasiones así como de un mayor número de puntos de información; las colas interminables, los retrasos, los asientos reservados en el auditoro Meliá y todo lo relacionado con ellos, la sensación de que a veces había más gente con invitaciones y/o acreditaciones que espectadores de a pie... El palmarés: hubiese preferido a Mary and Max sobre Summer wars, entre otras cosas porque la segunda tendrá una distribución mucho más amplia y gozará de mucho más eco en la prensa que la primera, a la que no le habría venido nada mal un premio así para sacarla un poquito del anonimato, creo que se lo merecía. Como anécdota, los gatos que andurreaban a sus anchas por Retiro y Prado, las otras dos salas de proyección junto al Meliá, y que no extrañaban absolutamemte a nadie; es más, solían acercarse completamemte desinhibidos a ver si pillaban algo, ya fuera un trozo de comida o unas cuantas caricias. Su descaro llegaba hasta el punto de que uno de ellos se echó su buena cabezada en el asiento de una moto aparcada frente a Prado y, en la proyección de Yona Yona Penguin otro se metió en la sala con nosotros y se echó un sueñecito encima de un cajón de madera colacado al lado de la pantalla, y no se movió de allí hasta que terminó la peli. Pues eso, que al que no le gusten los gatos lo lleva claro en Sitges, donde los felinos campan a sus anchas cual vacas sagradas en la India.

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