"Cuando empecé a trabajar en el libro, hace más de diez años, el mundo era un lugar muy distinto. Internet era un territorio peligroso y desconocido donde sólo se aventuraban cerebros académicos y freaks de los ordenadores; el DVD, una entelequia (...) Si queríamos ver una joya del world cinema, y no digamos ya clásicos del cine trash, debíamos esperar a que la pasaran en alguna sala de arte y ensayo (algo poco probable) o intentar hacernos con una copia de décima generación (...) La información sobre películas oscuras y sus artífices era casi imposible de encontrar y, muchas veces, de poco fiar. Hoy, todo ha cambiado. Teclea el título más raro que se te ocurra en el buscador de internet..." (Mondo Macabro, Pete Tombs).
A veces sucede. Uno quiere ser probeta en su tierra. Es natural. Hasta la aparición de internet y sus sistemas de descarga, tener la versión turca o paquistaní de tal película americana o aquella otra oscurísima nipona donde se veía un individio que hacía tal o cual salvajada "nunca antes vista por estos lares", "inédita e inaudita para los ojos occidentales", era una forma segura de coronarse en el complejo mundo del dilentatismo crítico/ pseudoteórico del cómic o del cine o de ambos. Conseguir estos títulos era una tarea ardua y costosa por diversos motivos, tal y como explica, no sin cierta nostalgia, Pete Tombs.
Guts of a virgin, una japonesada donde las haya.
Hoy en día las cosas han cambiado bastante. La información está delante de nuestras narices. Sólo hace falta saber buscarla. Esto, y esos amplificadores de pensamientos en voz alta que son los blogs (como lo pueda ser éste), han contribuido a un glorioso ascenso del diletantismo más friki a nivel mundial. El mérito consiste ahora en rescatar ese fragmento de información que hasta ahora había pasado desapercibido para todo el mundo, y exponerlo truinfal en nuestro amplificador personal. Un autor del que nadie sabía, un mediometraje que el mismo pudo realizar antes de su salto al estrellato, un proyecto desechado, un pecado creativo de juventud... en suma, algo raro raro. Pero la cosa no acaba ahí. El hallazgo debe ser algo que merezca la pena, una "oscura" (vocablo devaluado y prostituido donde los haya, si no es oscuro no merece la pena) y/u "olvidada" (ídem) "obra maestra". Bien es cierto que hay gente que se regodea en el fango y gusta de presumir de omnívoro (consume lo bueno y también lo malo; es un síntoma de pedantería y de prepotencia de muchos, entre los que me incluyo; un ramalazo posmoderno de lo más repugnante), o simplemente de cerdo incotinente que sólo se alimenta de basura, pues, deben pensar, ya hay demasiados ocupados con las obras canónicas como para subirse al carro. Pero, dejando de lado a estos últimos, todo el mundo quiere adelantar o rescatar la próxima obra maestra con el sólo propósito de que, cuando ésta irrumpa en el mercado tiempo después y sea ensalzada por la crítica (sic), el visionario/ arqueólogo en cuestión pueda decir a a través de su amplificador: "Ya os lo dije hace tiempo, el primero de todos, antes que nadie, la obra K del autor H es una obra maestra". Y entonces, este genio de la premeditación volverá de nuevo a su rincón de estudio seguro de que en esos momentos el resto del planeta friki estará diciendo, totalmente admirado, algo así como: "¿Cómo es posible que lo supiera antes que nadie? ¿Cuán vastos conocimientos poseerá este individuo? ¿De dónde saca la información? ¡Menuda comicteca/ videoteca debe tener! ¿Significa eso que sabe japonés o alemán o francés o significa que es un hombre de mundo y que ha viajado/ vivido en tal o cual país?" Pues eso, que hay mucha impostura:
No me cabe la menor duda de que Takashi Miike es el culpable de todo esto.
Con Frank, el cómic que da pie al omnibus que nos ocupa, pasa un poco eso. "Una joya" recuerdo haber leído por ahí. Si lo es, desde luego no está demasiado claro. Yo mismo no sé qué pensar acerca de ella. Es la típica obra que te hace dudar de ti mismo y preguntarte si lo que estás leyendo es una broma de un guasón o algo verdaderamente profundo y de ahí su aparente idiotez. Además, esa frase de Coppola que adorna la portada queda asociada desafortunadamente a la de Umberto Ecco en las aventuras de Dylan Dog. Me encuentro en condiciones de afirmar que Frank es una obra rara. Muy rara o poco rara, todo depende de lo familiarizados que estamos con la rareza. He visto cosas mucho más raras. Así que diré que, para mí, es de una rareza media, de andar por casa. Lo de si es buena o mala, eso es harina de otro costal. Hay obras que se parapetan detrás de su condición de rara, o extraña, u oscura, o de culto, o transgresora (este último término requeriría una entrada para él solito) para descuidar la mayoría de los aspectos que hacen que una obra brille con calidad artística propia y legítima. "Es que es raro/a, tal vez por eso no lo/a entendemos, tal vez por eso nos parece una caca de vaca, es que desafía los cánones, es que es nuevo/a, es que es "meta-"..."
Frank, de Jim Woodring.
La lectura de Frank me queda un poco lejana en el tiempo. Creo que su valor reside en haber creado la ilusión bastante sólida de desarrollarse en un mundo regido por una lógica interna, desconocida para el lector, pero totalmente coherente y factible dentro de su rareza. Nótese que digo la ilusión de, porque basta con eso para hacernos pensar que es una obra maestra; averiguar si la ilusión es verdadera es demasiado complicado y agotador y además a nadie le importa. Pues eso, que parece que el cerdo humanoide y el diablillo y las máscotas con aspecto de radio viejuna tienen un papel asignado y que lo que hacen, provocan y desencadenan en el mundo del gato con cara de pasmado tiene un porqué, que existen las leyes de la causa y el efecto aunque no conozcamos las causas y seamos incapaces de reconocer los efectos. Un poco lo que viene a decirse que en su día consiguió René Laloux con El planeta salvaje (1968):
Los cortos, todos ellos creados por animadores japoneses independientes (o debería decir, en los tiempos que corren, "alternativos"), dignos del festival más moderno y también del más estúpido, son de lo más variopinto. Hay que decir que todos ellos son mudos y que todos ellos rozan la paranoia, que los diálogos se ven sustituidos por una música de lo más rara (léase estridente, paranoica, repetitiva, pero siempre inquietante y acertada) y que hacen gala de todo tipo de técnicas: ordenador, cell-animation, stop motion, recortables, marionetas, animación con arena...
Creo que podemos darnos con un canto en los dientes con una relación de los cortometrajes con su respectivo "título", autor y, de regalo, totalmente gratis, un par de links (también los he dejado a youtube) al dvd (a los del viejo continente les recomiendo comprar en $, les llenará de júbilo).
7. Frank: Kanako Kawaguchi.
8. Frank: Naomi Nagata.
Visions of Frank en Chaletfilms.
Y en Atomicbooks.
Carátula e interior del coqueto DVD, libtreto incluido.
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