lunes, 21 de abril de 2008

20 AÑOS DE ROYAL SPACE FORCE (1): PREÁMBULO Y REFLEXIÓN

Los incondicionales del anime estamos huérfanos de grandes largometrajes. Es una afirmación que no resulta muy difícil de argumentar, basta con pararse a pensar un poco, echar la vista atrás, y repasar lo que han sido los últimos cuatro o cinco años. Veamos: lo primero que acude a nuestra mente, casi de forma involuntaria, es Ghibli. Probablemente el hacer de Miyazaki tocó techo con El viaje de Chihiro (siendo tal vez Totoro el mayor logro de su carrera o, cuando menos, su película más particular, más personal). El castillo ambulante es la obra de un autor que ya no tiene nada que demostrar y probablemente poco o nada que demostrarse a sí mismo. Es una película moldeada al capricho de la voluntad poética de Miyazaki. La precisión narrativa de sus anteriores trabajos brilla por su ausencia. Todo queda subyugado al ardor visual de los encuentros mágico-oníricos del protagonista. Sin renunciar a la fórmula de obra con contenido social, pseudo-didáctica, está llena de veleidades. Fascinante a veces, pero desprovista de todo rigor narrativo. Es, quién sabe, el último gran capricho artístico del maestro. Dicho esto, poco se puede añadir de Cuentos de Terramar, que no aporta nada extraordinario, ni en el contenido ni en la forma. Algunos destellos, alguna escena, alguna idea con destellos filosóficos, pero poco más. Una película que hace algunas desafortunadas concesiones al libro, al que remite para poder interpretar hechos aislados, un título totalmente prescindible.
Ghost in the shell 2: Innocence ha sido de largo la mayor decepción de los últimos años. ¿Qué se puede decir de una película donde todo el presupuesto está sometido a los dicterios del ego, del grandísimo ego, de su autor? ¿Dónde ha quedado la brillantez de la primera parte? El éxito de Ghost in the shell fue, sin duda, la mesura (de nuevo). Oshii supo dosificar la megalomanía de un director asiático que tiende al cine de arte y ensayo “a la europea” con una trama ya de por sí enrevesada y complicada (incluso compleja algunas veces). Hay una frialdad, una contención helada, que atraviesa la película de lado a lado y que le confiere una rara belleza robótica, que, combinada con un discurso sobrio pero interesante (discutible, pero interesante; el tema de la inteligencia artificial es mucho más complejo de lo que se nos quiere vender aquí), da como resultado el mejor largometraje animado de ciencia ficción de la historia, por encima de la sobrevalorada Akira. ¿Dónde quedó todo eso? Una secuela era totalmente innecesaria desde el mismo momento en que la primera parte tocó techo y creó escuela. La única salida era un viraje lo más radical posible. Buscar en otra dirección, afrontar nuevos retos, abarcar nuevos conceptos. Oshii volvió de nuevo al tema de la inteligencia artificial, al significado más íntimo de la identidad humana, a la esencia, a aquello que nos convierte en humanos. Dejando de lado algunas líneas de diálogo, hay poco reseñable en cuanto al guión, la mayor parte del tiempo consiste una ráfaga insoportable, ingenua, pedante y farragosa de citas interminables: Dante, Milton, la Biblia... ¿Era esto necesario? Se pregunta el espectador entre maldiciones. Pero al momento lo olvida todo. La belleza visual nos avasalla y nos clava a la silla sin remedio. Lo olvidamos todo, lo perdonamos (casi) todo. Oshii es un verdadero poeta.

En Satoshi Kon no voy a extenderme demasiado. Alguien me comentó recientemente que Paprika le había perecido una película muy interesante. Yo le dije que eso era porque no había visto sus anteriores trabajos, que ésta no era sino la enésima repetición, el eterno retorno al mismo y único tema de un director monotemático: el binomio realidad-ficción/sueño/fantasía. Lo hizo en su debut en el largo con Perfect Blue, lo repitió en Millennium actress y, de nuevo, en Paranoia Agent, una serie hecha a base de retazos y descartes. Kon parece haber agotado sus ideas, y tan sólo acaba de empezar en esto de los largos (aunque ya han llovido trece años desde Perfect Blue). Lo más destacable de su producción lo constituyen sus dos primeras obras. Perfect Blue es fuerte, vibrante, visceral. Hay una combinación perfecta de acción e intelección. La trama avanza fluida y, aunque el delirio a veces llega a ser un tanto excesivo, cumple perfectamente su cometido. Por su parte, Millennium actress es una película más ambiciosa, elaborada y delicada. Un complejo tapiz de cuadros narrativos entretejidos finamente, con gran delicadeza. Su complejidad y ambición narrativa la coloca por encima de cualquiera de los largometrajes animados que hayan emergido en las últimas décadas (le debo un post).

De Otomo… Metrópolis es lenta y aburrida y Steamboy no es otra cosa que el delirio de un autor obsesionado con la técnica animada por encima de cualquier otra cosa. Una película que empieza a terminar a los sesenta minutos y que no termina de verdad hasta el ciento veinte no puede atesorar nada bueno. Además, los finales huelen ya demasiado: niños mesiánicos que se convierten en receptáculos de un poder catastrófico que termina por desbordarse y montar la de dios es cristo en la Tierra. Renovarse o morir. No ha hecho nada verdaderamente nuevo desde Roujin-Z ni nada mejor que Akira.

Lo dicho de Kon puede aplicarse casi literal a Makoto Shinkai. Un autor extraordinariamente dotado para la animación, para la creación de atmósferas intimistas, pero que está dando alarmantes señales de repetición ya en su segundo largo. Sin duda que es un artista con una sensibilidad muy particular, que tiene una habilidad especial para describir las relaciones afectivas entre adolescentes, el amor incipiente, pero, de momento, está en una fase que bien podría describirse de una manera burda como un traslación al futuro de Touch!!, la mítica serie dirigida por Gisaburo Sugii y basada en el manga de Matsuri Adachi. Corren nuevos tiempos, hay que ofrecer algo más.

No, no me he olvidado del estudio 4º C y de sus dos largometrajes más sonados: Mind Game y Tekkonkinkreet. Los largometrajes del estudio de Koji Morimoto (entre otros muchos brillantes animadores) han supuesto un soplo de aire fresco dentro del panorama de los largometrajes animados japoneses, no sólo por su temática, sino también por su estética, alejada del anime mainstream (no del cortometraje, pues lo de superponer rostros reales sobre cuerpos animados, como se ve en Mind Game, era algo que el mismo estudio había hecho ya en uno de sus cortos incluidos en la antología Digital Juice). Esto es bastante evidente. Pero una cosa es eso, y otra muy distinta es que Mind Game sea uno de los mejores largometrajes desde Fantasía, como se ha escrito en más de un lugar. Ya he escrito en alguna ocasión que el fracaso de los largometrajes experimentales de animación radica en trasladar la filosofía del cortometraje, el formato idóneo para la experimentación, al largo. Esta opción suele ser un fracaso, fruto de la falta de contención y de planificación del artista. Mind Game es divertida, original, refrescante, atractiva, pero llega un momento durante el visionado en que todas estas sensaciones son vencidas por el hastío de la repetición provocado por la voluntad de sorprender continuamente al espectador. Mind Game funciona como amalgama de escenas aisladas, como reunión de anécdotas animadas, de cortometrajes dentro de un largometraje, si se quiere, pero resulta bastante difícil justificar su coherencia narrativa, hay demasiados elementos dispersos y distracciones y una falta notable de coherencia. Se echa en falta un intento de unificación y concordancia entre los hechos descritos. Esto, en parte, se debe al propio espíritu de la película, anticipado ya en el título, un juego, una adivinanza; y como eso hay que entenderlo, como una pieza lúdica sin demasiadas pretensiones narrativas, como una extensión de la labor en el terreno del corto del estudio. Hasta qué punto esto es algo premeditado, o resultado de la torpeza del guión, o simplemente del que escribe para interpretar las cosas en su justa medida, es algo que se deja al lector.

En cuanto a Tekkonkinkreet, es fácil ver que tanto la temática como el estilo de Taiyo Matsumoto, autor del manga en el que se inspira, se aproximan bastante a la filosofía del estudio. Matsumoto se caracteriza por un grafismo muy particular, a medio camino entre el manga y el cómic europeo, como él mismo reconoce (no en vano pasó un esponjoso tiempo en Europa, absorbiendo influencias de los autores del viejo continente). La obra de Matsumoto ha corrido una suerte desigual en occidente. En América se publicó Black and White (Tekkonkinkreet), los dos primeros tomos de Number 5, cuya edición se vio truncada inexplicablemente, y un tomo de historias cortas titulado Blue Spring. Los franceses han sido más afortunados, como siempre en lo concerniente a la edición de buen manga. Ping-Pong (sí, un manga sobre el tenis de mesa), Number 5 (completa), Amer Béton (Tekkonkinkreet) y la novela gráfica Gogo Monster.

Sus obras son muy particulares. Sus protagonistas suelen ser adolescentes un tanto conflictivos, unidos por fuertes vínculos sentimentales (la amistad, la hermandad). Abundan los personajes desarraigados, los perdedores, los fracasados. Gusta de situar sus historias en mundos distópicos, a veces alucinados, a veces rabiosos y agresivos, y suele aprovechar esta presunta oscuridad y desamparo, la pesadez del muro de plomo que rodea a sus personajes, para introducir momentos de gran poder lírico, ese tiempo muerto, ese intersticio tan querido al manga. El mar suele ser el símbolo de la felicidad, la huida de la civilización, de la corrupción y del hombre, la vuelta a las raíces primigenias, a la naturaleza y a la inocencia perdida en el mundo deshumanizado de la ciudad distópica. Es por otro lado, un símbolo ya clásico, baste recordar el final de los 400 golpes, por citar un ejemplo de sobra conocido.

Su narrativa es desigual. No faltan los tiempos muertos, los pequeños momentos de poesía cotidiana, desmembrados en pequeñas imágenes, como si de un haiku se tratara. La contemplación de lo efímero, de lo cotidiano, capturada en una página, como pueda verse, a su manera, en Adachi o en Taniguchi, especialmente en El paseante. También están los momentos de acción si tregua, increíblemente dinámicos, como los de Ping-Pong, obra en la que queda patente que Matsumoto tiene un dominio de la página fuera de lo común, muy por encima de otros congéneres que se dedican exclusivamente al género de acción. Tiende, inevitablemente, al simbolismo, a menudo usando la alucinación y el (en)sueño como recurso narrativo. Son momentos de un cierto calado filosófico, al borde de la metafísica; tal vez lo más particular de su obra. Reflexiona, filosofa, si se quiere, pero con una combinación de profundidad y sencillez que en ningún momento resulta pesada o pedante. Todo el proceso de descripción de la relación de dependencia entre los hermanos protagonistas y entre estos y la propia ciudad en Tekkonkinkreet es verdaderamente estimulante, todo ello apuntalado, enriquecido, por las imágenes de las que se ha hablado más arriba. Es, por tanto, un autor muy personal. Su estilo está más cercano al underground, pero su capacidad para el dibujo y para planificar las escenas de acción (prodigiosas, inolvidables partidas de tenis de mesa) lo ponen a la altura, sino por encima, de lo mejor del mainstream. Su sensibilidad es única, es duro, pero también delicado, y a veces bastante profundo. Es una mezcla de estilos e influencias, como la arquitectura de Ciudad Tesoro en Tekkonkinkreet. Su narrativa se resiente por esto mismo. Sus obras no tienen la fluidez del manga clásico, avanzan a trompicones y a veces se hacen un tanto pesadas, aunque sólo sea por el hecho de que desafían las expectativas del lector de manga habitual. Tal vez ahí esté su punto débil. Sus historias no funcionan como relatos construidos hacia una resolución final, apoteósica, donde todos los cabos queden atados y todas las interrogantes resueltas. Sea esto herencia de la narrativa japonesa underground o de la propia incapacidad del autor (se me antoja lo segundo), el caso es que es una carencia bastante notable.

La lectura de Matsumoto debe ser planteada de otra forma, no como la de la narración clásica, en la que la primera línea cobra sentido al llegar a la última, sino como aquella que puede ser acometida desde cualquier página, desde cualquier punto, y que no necesita necesariamente alcanzar una resolución para ofrecer un profundo placer estético. Esto mismo puede aplicarse a la película que nos ocupa. Su adaptación es tan fiel, que incurre en los mismos errores; que es una obra llena de momentos fascinantes está fuera de toda duda, que es una propuesta arriesgada y necesaria también. Pero le falta el gracejo y la ligereza sin pretensiones de los grandes largometrajes nipones que tanto nos enamoran.

Es, en estas circunstancias, en las que a uno le invade la nostalgia y le viene aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Vuelve la vista a atrás y le viene a la cabeza La espada del Sol (un futuro post), y también se acuerda de que el año pasado se cumplió el vigésimo aniversario del estreno de Royal Space Force. Va por ella.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

vaya, estoy escandalosamente de acuerdo en la mayoría de las cosas que comenta.
Para mí la gran esperanza nipona es Studio 4C, que aparte de las dos películas tiene un gran puñado de cortos interesantes. Kigeki quizá sea el mejor de ellos, otro par de morimoto que son estupendos también, y ojo a genius party, un omnibus de diez o quince obras breves que promete lo suyo.
En cuanto a directores sobrevalorados/inflados o irregulares, ahí están en cabeza Oshii y Otomo. Al primero no le veo interés desde hace tiempo, ni siquiera con la primera GITS, que se me hace un tanto pedante y bastante morosa de otras obras de cf. Una pena, porque este hombre venía de dirigir angel's egg, para mi uno de los dos o tres mejores animes de la historia. En cuanto a Otomo, endiosado hasta la saciedad en japón, siempre me pareció que prestaba más interés en dibujar tornillos que en preocuparse por sus personajes. Kon me convence mucho más que los dos anteriores, y a pesar de su gran irregularidad, Paranoia agent me parece una obra bastante estimable. Perfect blue es un thriller interesante, aunque me daba la impresión de ser un pastiche de mil procedencias, desde Dick hasta Argento. De acuerdo en que Millenium actress es sin duda su mejor obra.

Y acabando con ghibli, mucho me temo que lo peor que le pasará al estudio japonés es que se retiren sus dos vacas sagradas, porque no veo sucesores a la altura.

Kondo prometía, pero tuvo la mala suerte de morir joven.

Elchinodepelocrespo dijo...

Me gusta Kigeki. Lo he visto un par de veces. Me gusta, pero no pasa de ahí. Puede que no haya entendido demasiado bien el corto. El problema del material de 4º C es que es mucho y muy disperso. Haciendo recuento rápido, lo que más me ha gustado ha sido Beyond, el corto incluido en Animatrix, Catsoup y Soundman Insect.

Angel´s Egg me fascina, pero no me atrevería a decir que me gusta. No estoy seguro de muchas cosas sobre esa película, es demasiado personal, aunque está escrita con la suficiente habiliadad como para simular un hilo narrativo. No creo que esté entre los mejores animes de la historia, me parece una isla en sí misma, casi un género al margen. Oshii es un director muy poético y aquí llegó hasta sus últimas consecuencias con sus propios impulsos. Precisamente porque es una película hecha a la medida de su autor es complejo separar los triunfos que se deben a la complejidad de la personalidad creativa de Oshii, los que son innnatos a él, de los que se deben a su talento como artista, algo más fácil de discernir en Miyazaki o en Kon, por ejemplo. No me parece, ya digo, una obra fácil de valorar, prefiero dejarla al margen del resto. Me asombra que se llegara a realizar allá por los 80 por ser una producción tan personal y temprana. La película, eso sí, está llena de escenas inolvidables, como la de los pescadores persiguiendo a los peces gigantes, arpón en mano, por la ciudad, un logro infinitamente superior a la producción completa de muchos directores de imagen real llamados a sí mismos:"poéticos".

Es indudable que GITS bebe de otras fuentes, entre otras Blade Runner, la más evidente, pero se me antoja difícil pensar en algo mejor en cifi anterior. Las pelis de Rene Laloux están sobrevaloradas, incluida El planeta salvaje.

De Oshii también me gustaron los Patlabors y, sobre todo, Jin Roh, a pesar de todos los defectos.

En cuanto a Ghibli, mi opinión es que Miyazaki, no tanto Isao, a llevado a sus ultimas consecuencias el estilo Toei, su obra no deja de ser una prolongación de los grandes largo de la Toei, aventuras, romance, conmedia y mucha acción para todos los públicos, todo ello tamizado por la personalidad y preferencias del maestro. Esto ya no se puede llevar más lejos de lo que lo han llevado, por eso Miyazaki ya se apartó en El castillo ambulante. Tal vez sea hora de dejar paso a otros grandes craedores, a otros estilos, aunque sea a costa de los grandes relatos épicos. Un ojo a Masami Yuasa, a Kenozume, a Kaiba, tal vez sea el nuevo talento a seguir en los próximos años.

Anónimo dijo...

"Me gusta Kigeki. Lo he visto un par de veces. Me gusta, pero no pasa de ahí. Puede que no haya entendido demasiado bien el corto. El problema del material de 4º C es que es mucho y muy disperso. Haciendo recuento rápido, lo que más me ha gustado ha sido Beyond, el corto incluido en Animatrix, Catsoup y Soundman Insect."

De 4C se podría resaltar también Magnetic Rose (que me parece de lejos lo mejor del omnibus aquel de Otomo) y Open the Door, también de Morimoto, que viene a ser una versión psicotrópica del Alicia de Carroll. No sabía, por cierto, que cat soup fuera de 4C, otro punto a su favor. Con todo, es el estudio que permite una mayor libertad creativa y eso en estos tiempos de animación industrial nipona es algo tremendamente de agradecer.

"Es indudable que GITS bebe de otras fuentes, entre otras Blade Runner, la más evidente, pero se me antoja difícil pensar en algo mejor en cifi anterior. Las pelis de Rene Laloux están sobrevaloradas, incluida El planeta salvaje."

Lo mismo he sido demasiado duro con Oshii. GITS es estimable pero creo que está sobrevalorada (en mi cochambrosa opinión). También es verdad que pocas obras mejores que GITS hay en la cf cinematográfica, sea animada o no (aunque digo esto con pena: soy de la opinión de que el género palidece bastante sobre todo si se compara con la cf literaria). Y sí, Laloux no es para tanto.

Para acabar me gustaría citar a autores de cortos como Kunio Kato y Shigeru Tamura, así como el Laberynth de Rintaro, el primer y mejor corto con diferencia de los tres que contenía Manie Manie. Aunque aqui ya pasamos a hablar de cortometrajes y no sé si se sale del ámbito del post.

El blog es estupendo, por cierto. Felicidades.

Elchinodepelocrespo dijo...

Gracias por los elogios.

De Kunio Kato tengo un post pendiente (aunque antes irá uno de Yoji Kuri, del que nadie parece hacerse eco, y de Tadanori Okamoto). De Tamamura, no he visto Phantasmagorie, pero Glassy Ocean no me gustó demasiado.

Coincido en Laberinto, aunque si tuviera que quedarme con un corto, tal sería el de Yasuomi Umetsu en Robot Carnival, "Presence".

Monster Paperbag dijo...

perfect blue. very cool movie.

Anónimo dijo...

Muy bueno este post, y la conversación de los comentarios también. Yo comparto ideas y otras no, Ghost In The Shell me parece una gran película, y más bien siento que es una gran influencia para cine de hoollywood (The Matrix), que lo que le pueda deber a Blade Runner, no hay que olvidar en todo caso que es basada en un cómic, rescataría yo la tercera película, que no la hace Oshii "Solid State Society", que está mucho menos asumida como obra de arte, pero en cambio es una gran cinta de acción. Se habló por ahí de Jin Roh de Oshii, no hay que olvidar que él la escribió pero no la dirigió, y alguna vez dijo que el resultado hubiera sido diametralmente distinto si él mismo hubiera comandado el proyecto.

A mí la que más me gusta de Kon es Tokyo Godfathers.

Y por último, en medio de que es muy completa esta semblanza del anime contemporáneo, hay una gran ausente "The Girl Who Leapt Through Time", de Mamoru Hosoda

Un saludo, hace rato no visitaba este blog y prometo no ausentarme tanto en lo futuro

Anónimo dijo...

interesante conversación.

Todo se reduce a la conceptualización artística y del mercado, el anime que se transmite en televisión se rige por ciertos factores ligados al Fandom,en el manga igual,a esa búsqueda de corrientes alternativas por parte de un autor, ya sea para seguir contando algo con su nueva obra copia de otras y asi.Existen ciertos temas que tienen un foco de interés mucho más extendido en ciertos colectivos.Al menos , en el anime no me he visto pretenciosidad como en alguna peli de Woody Allen o aquella pelicula del Acorazado Potemkin.De otro tipo de animación no puedo decir mucho por que me he visto poco.Pienso que el anime japonés tiene unas señas de identidad (sea 2D o 3D) que van más por la manera de narrar que por cualquier otro argumento.

De Satoshi Kon, concuerdo con Terryvance,Millenium actress , ayudado con lo narrativo y pictórico no usual como técnica innovadora por entonces alejado de lo habitual,emergía apenas este director y se consolidaba(segun mis propios argumentos, hay mucho que me recuerda a Iñarritú con Babel,Amores Perros,21 gramos).

Con respecto a Oshii, poner atención con Sky Crawlers; el huevo del ángel es una pelicula muy personal, coincido con el chino aquí. Ghost in the Shell convence, muestra un entorno futurista y plausible cientificamente hablando,se centra en estudiar la vida y psique del protagonista, y en definitiva a la persona,como toda buena obra,si es que tenemos los mismos gustos los aqui presentes.

Hablando de cortometrajes, hay que echarle uno a esto:

http://www.filmotecadeandalucia.com/prog_ciclo.php?ciclo_id=95

¿alguna informacion donde se puedan conseguir?.

Saludos a todos.

Elchinodepelocrespo dijo...

Voy por partes,

Diegogue, cuando hablas de una tercera película, ¿a qué saga te refieres, a GITS? Es cierto que Oshii no dirigió Jin Roh y que de haberlo hecho habría sido otra cosa, pero no dejar de ser cierto que se nota su mano en el guión, hay mucha intriga política (como ya sucediera en los Patlabors y en GITS), ejecutada y desenvuelta de forma bastante confusa (como ya sucediera en los Patlabors y en GITS). Sin embargo, esta vez desarrolló una trama romántica que a mi personalmente me cautivó, algo no demasiado frecuente en sus largos, aunque parece que va a repetir algo similar en Skycrawler, por lo visto en el trailer (que podéis ver en www.catsuka.com).

Tokyo Godfathers me disgustó un poco, se ve que no conecté con su sentido del humor, que no me hizo gracia, o que me pareció un melodrama sin más, o que la habían puesto por las nubes, pero, bueno, para gustos colores.

Repasando, repasando, cai en la cuenta de que me había olvidaddo de "The Girl Who Leapt Through Time". Es una buena película, aunque me decepcionó un pelín porque venía precedida de un montón de premios y críticas positivas. Aún así es de lo mejorcito en largos que se ha hecho últimamente, muy recomendable. Tampoco he hablado de "Princess Arete", del 4ºC studio, aún no he tenido oportunidad de verla.

Juan Miguel, el problema, como siempre, son las etiquetas, hablas de lo intrínseco del anime, de su forma de narrar, pero claro, ¿es anime toda la animación que se hace en Japón? Si ves algo de Kunio Kato o Yuji Kori o Tadanari Okamoto o incluso K. Kawamoto, verás que, siendo animación japonesa, nada tiene que ver con el anime. Y luego, ¿hay anime fuera de Japón? Veamos Wonderful days/ Blue sky u Oseam, que son producciones koreanas hechas "a la japonesa", especialmente la primera. Esta es una vieja discusión, todo depende de lo que queramos entender por anime, animación hecha en Japón o animación japonesa "con ojos grandes" (y todo lo que esto conlleva).

Comparar M. Actress con la obra de Irrañitú... Bueno, primero habría que ver el año de producción de cada obra, pero, en cualquier caso, Irrañitú entrelaza historias paralelas y Kon juega con distintos planos de realidad, no es exactamente igual, aunque algo tiene que ver.

Respecto al enlace, pertenece a un ciclo de cortos de animación japonesa hecho por la filmoteca de andalucía (sita en Córdoba y con una sala en Granada, la mayoría antes de la guerra mundial. Los cortos eran inencontrables hasta ahora, Digital-Meme sacó una edición en 4 dvd´s recopilando la mayoría y que algún día espero agenciarme. De todos modos, alguno si se puede ver en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=EH1v4vkUBt8

este es uno de los mas famosos, se dice que causó una profunda impresión en Isao Takahata cuando lo vio. Si mirais la barra de la derecha podréis ir rastreando con un poco de paciencia otros cortos japoneses del mismo periodo.

Ahora fe de erratas: "Kemonozume" y no "Kenozume", como escribí antes. Y termino con otros dos enlaces.

Para ver anime online, la lista impresiona:

http://www.crunchyroll.com/anime/?tab=index

Y esto es Kaiba, lo ultimo de Yuasa, aún no lo he visto:

http://www.crunchyroll.com/group/CRSeries_-_Kaiba

A disfrutar.

Anónimo dijo...

diegogue se refiere a esto:

http://youtube.com/watch?v=A2q-W-KZS9k

me da la impresion que todo sucede muy rapido y es muy similiar aalgun episodio de la serie de TV. Eso si ,cargado de intriga política.

Realmente estoy de acuerdo con lo que dijo Kurosawa que ya él hubiera querido que algunos de los talentos que se decantaron por la animación lo hubieran hecho por el cine. ¿Realmente se piensa en Japón que el gran desarrollo de la industria de la animación ha influido negativamente en el de la cinematografía?.Como la forma de hacer anime no cambie sus bases seguirá estando a años luz por detrás de las producciones cinematográficas.Algo que estoy viendo que no me gusta del anime en sí mismo es que utilice casi como base exclusiva argumental el manga y esporádicamente la novela. Después de unos años viendo series compruebas que realmente no hay mucha variedad y que hay mucho reciclage y empiezas a perder interés.


Wonderful days y "The Girl Who Leapt Through Time" estan bien, la primera visulamente es chula pero esperaba mas del mundo post-apocaliptico que te retratan, no tanto un triangulo amoroso,al menos de que manera influye su realidad...de la segunda,esta basado en una novela y la dualidad literatura-cine que tiene relación también con la dualidad manga-anime dapara destripar con gusto que hay y no hay en esta adaptacion y que es todo un rollo.

Al menos captaste lo que queria decir con Iñarritu.Gracias por los enlaces.

Elchinodepelocrespo dijo...

Gracias por el ink, no tenía ni idea de esta peli, me quedé en las dos primeras, a ver qué tal está.

Diegogue dijo...

Hola!
este blog ha ganado el premio
Blogger Sapiens Award:
http://68revoluciones.com/?p=751


Y en otro orden, acabo de ver Arete Hime y es una PRECIOSIDAD

Elchinodepelocrespo dijo...

Muchísmas gracias por la mención. Debo reconocer que al principio no sabía de qué iba la cosa. En breve procederé a mi selección. Gracias de nuevo.